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Comités internos de Protección Civil

Los Comités internos de protección civil son el órgano normativo y operativo responsable de desarrollar y dirigir las acciones de protección civil.

Antes de abordar los errores de los Comités internos de Protección Civil/ Unidad Interna de Protección Civil, que nos dice la propia ley sobre esta figura: “El órgano normativo y operativo responsable de desarrollar y dirigir las acciones de protección civil, así como elaborar, actualizar, operar y vigilar el Programa Interno de Protección Civil en los inmuebles e instalaciones fijas y móviles de una dependencia, institución o entidad perteneciente a los sectores público, privado y social; también conocidas como Brigadas Institucionales de Protección Civil” [LGPC, ART. 2, LVI.]

Si bien es sabido, que en algunas demarcaciones del país se requiere forzosamente de un asesoramiento (con diferentes nombres de acuerdo a cada entidad federativa), la parte operativa del programa interno de protección civil en la organizaciones queda “archivada en una carpeta” que muchas ocasiones es desconocida para el propio comité interno. Listemos entonces aquellos que considero los principales errores del comité interno de protección civil:

  1. NO CAPACITARSE: Los programas internos de protección civil requieren la integración del comité a través de un acta de integración, si bien muchas ocasiones los brigadistas reciben los cursos de capacitación en atención a emergencias; los responsables del comité pocas veces participan, desconociendo muchas de las ocasiones las necesidades de equipamiento e incluso operativas y de la propia gestión de la emergencia. Claro que para una buena gestión de la emergencia, los integrantes del comité deberían estar capacitados preferentemente, en todas las áreas requeridas por sus brigadas; sin embargo, deberían al menos, saber las obligaciones del comité, su papel dentro de la administración de una emergencia y una de las ramas operativas de esta respuesta.
  2. VER AL PROGRAMA INTERNO COMO UN TRÁMITE: Este documento debería formar parte de la gestión del riesgo de la organización, pero en muchos lugares es visto sólo como un trámite, tanto desde la vista organizacional como de la propia autoridad, reduciendo su valor en muchos de los casos, a la cantidad de papel que lleva la carpeta.
  3. FALTA DE LA FIGURA DE  RESPONSABLE ADMINISTRATIVO: La idea fundamental de un “programa” es precisamente, que se tenga un seguimiento periódico de aquellas cosas que lo integran, y en este caso es lo relacionado a la gestión integral del riesgo y protección civil. Generar un proyecto, sin periodos de cumplimiento y responsables que vigilen su cumplimiento, se convierte solo en una carta de buenas intenciones, que a la larga no logrará cambios ni mejoras en la materia, por lo tanto, es primordial tener a una persona responsable de su seguimiento administrativo para la vigilancia de su cumplimiento, así como también, que esta persona tenga el rango necesario para que sea escuchado y atendido por la organización.
  4. OLVIDAR EJERCICIOS: He encontrado en varias organizaciones, que al paso del tiempo, dejan de prestar atención al seguimiento de simulacros y ejercicios que requiere su programa, y cuando esto se hace, después de un año o más tiempo, llega a tener peores resultados que los anteriores. La capacitación es una pequeña parte del proceso, siempre debe darse seguimiento a través de pláticas internas, ejercicios específicos y simulacros integrados para garantizar que los involucrados en ello sepan actuar.
  5. LA CARPETA COMO EL FIN: En varias organizaciones también he encontrado que, se ve a el documento del programa interno de protección civil como el fin de todo el trabajo, y como hacía referencia, es un programa, por lo tanto debe darse continuidad. El responsable de la organización trabaja arduamente por 2 o 3 meses para integrar la evidencia de su programa y lo archiva hasta el siguiente año, sin revisar “el plan de reducción de riesgos” y hacer las mejoras requeridas; y peor aún, muchas legislaciones estatales y municipales en el país, ni siquiera consideran este plan como algo necesario dentro de su programa, restringiendo el trabajo del comité interno a una visión meramente reactiva ante las emergencias o desastres.
  6. FALTA DE DIFUSIÓN: Si bien los comités y brigadas de las organizaciones están obligados a capacitarse, al menos una vez al año, dentro de los inmueble hay población, que no está obligada a tener esta formación; considerando personal de nuevo ingreso, visitantes, clientes, proveedores, etc. Sin embargo, en una emergencia, todos resultan afectados y por ende, deberían tener al menos nociones básicas del: cómo pedir auxilio; por donde salir; ¿Dónde se ubican zonas de seguridad o puntos de reunión?; cómo identificar a los brigadistas; entre otras. Y esta difusión, muchas de las ocasiones se reduce al letrero de “¿Qué hacer en caso de…”. Por lo tanto, esta difusión debería incluir la preparación de personal de nuevo ingreso en esta temática, indicaciones visibles para población flotante y mecanismos de voceo y alertamiento en caso de emergencias que permitan tener una respuesta más ágil en caso de ser necesario.

 

Si bien, esto es una visión obtenida a base de experiencia propia, y no busca ser una opinión totalitaria. Debemos velar desde el sector privado, público y social por evitar caer en estos errores que puede costarnos muy caro, recordando que en la gestión del riesgo hablamos primordialmente de vidas.

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