04 de octubre del 2021 Día Mundial del Hábitat.

Acelerar la acción urbana para un mundo libre de carbono.

1. Urbanización y emisiones de carbono
La población urbana mundial ha aumentado vertiginosamente desde mediados del siglo XX. De acuerdo con el Banco Mundial, entre 1950 y la actualidad, la población de ciudades de todo el mundo se ha cuadriplicado con más de 4.200 millones de personas que viven en entornos urbanos. Durante el mismo tiempo, la concentración de dióxido de carbono atmosférico, un indicador clave del calentamiento global, ha aumentado en más de un tercio (figura 1), casi en su totalidad debido a la actividad humana. Hoy en día, las ciudades representan alrededor del 75% del consumo energético mundial y son responsables de más del 70% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. La forma en que se planifican, construyen y gestionan las ciudades es clave para reducir las emisiones de carbono y mantener el calentamiento global dentro de los límites establecidos por el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático de 2015.

Esto es especialmente importante ya que de acuerdo a datos de UNDESA, se proyecta que la población mundial en las ciudades crecerá en 2.500 millones de personas en los próximos 30 años, lo que elevará la proporción de habitantes en áreas urbanas del 55 por ciento actual a casi el 70 por ciento en 2050. La urbanización se está llevando a cabo más rápidamente en las regiones menos desarrolladas del mundo (figura 2). Actualmente, tres veces más habitantes urbanos viven en las regiones menos desarrolladas que en las regiones más desarrolladas, y el 90% de los nuevos residentes urbanos vivirán en África y Asia. La mayoría de las ciudades de África y Asia que albergarán a estas poblaciones, aún están por construirse, y el Foro Económico Mundial proyecta que dos tercios de las inversiones en infraestructura urbana en África necesarias para 2050 aún no se han realizado. Existe una ventana de oportunidad para dar forma a estas ciudades de una manera que se reduzca el consumo total de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

El crecimiento de la población y la migración a las ciudades, en muchos casos causados por el estrés climático, crean desafíos en la prestación de servicios básicos, en particular a las poblaciones más vulnerables. Es necesario asegurar que las ciudades en crecimiento sean compactas y que la expansión se lleve a cabo de manera planificada para adaptarse al número creciente de residentes y reducir así su huella de carbono. Las ciudades compactas también hacen que la prestación de servicios básicos como la gestión de residuos, el transporte, la energía, el agua y el saneamiento, sean más eficientes en cuanto a recursos y económicamente viables. Por lo tanto, ONU-Habitat promueve una estrategia que combina la planificación urbana compacta con la buena gobernanza y la prestación equitativa de servicios básicos. Evitar la expansión urbana también reduce el estrés en los ecosistemas, promueve una convivencia equilibrada entre los asentamientos humanos con la naturaleza, y contribuye a la prevención de enfermedades zoonóticas como el COVID-19.

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